Aunque de tanto en tanto los estudios cervantinos se cansen en «saber y averiguar cosas que, después de sabidas y averiguadas no importan un ardite al entendimiento ni a la memoria» (Don Quijote, II, 22), no se puede negar la variedad sin límite de aspectos merecedores de atención en la obra de Cervantes.
Uno de ellos, objeto de un buen manojo de trabajos, es el nombre del protagonista: se bautiza a sí mismo como don Quijote, sí, pero ¿su verdadero nombre es Alonso Quijada, Quesada, Quijana o Quijano? Poco antes de morir opta por Alonso Quijano, que ha pasado a considerarse el nomen original del personaje.
Margit Frenk dedicó un precioso ensayo («¿Alonso Quijano?», recogido en Del Siglo de Oro español, México, El Colegio de México, 2007, pp. 149-159) a replantear la cuestión desde las constantes ambigüedades que permean la novela: así, considera que se trata de un nombre impuesto en el último momento, con la intención —entre otras cosas— de responder a Avellaneda.
Sobre este punto contamos ahora con un estudio monográfico de Héctor Brioso, de muy recomendable lectura: El nombre de don Quijote, Vigo, Academia del Hispanismo, 2013.
Hay nombres que siempre darán que hablar. Sin duda se trata de una entrada bibliográfica más que recomendable.