El Guzmán de Gómez Canseco
Las dos partes del Guzmán de Alfarache (1599 y 1604) constituyeron un hito capital en el desarrollo de la ficción en prosa de los Siglos de Oro, y hacia ellas, en uno u otro sentido, miraban cuantos escritores de por esas fechas salían a la palestra literaria: López de Úbeda con La pícara Justina, Francisco de Quevedo, autor del Buscón y, también, Miguel de Cervantes con el Quijote. Alemán inauguró una nueva forma de ficción de gran éxito y creó un espacio editorial nuevo, hasta ese momento reservado a los libros de pastores, las aventuras peregrinas y, en menor medida, las historias caballerescas.
No es corta la historia textual del Guzmán, con hitos singulares en una trayectoria a la que ahora hay que añadir la edición, con estudio y notas, que Luis Gómez Canseco, Catedrático de la Universidad de Huelva y socio de nuestra Asociación de Cervantistas, acaba de publicar en la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española (Madrid, 2012, XII + 1700 pp.).
Del profesor Goméz Canseco, que toca, con arte, palos muy distintos, conocíamos, desde la ladera cervantina, un par de ediciones ejemplares (la del Quijote de Avellaneda [2000], y la de La gran Sultana [2010], ambas en Biblioteca Nueva) y un manual escolar del Quijote muy bien armado (Madrid: Síntesis, 2005). Ahora se pertrecha de un grueso volumen que ha de convertirse en el trabajo de referencia para acercarse al libro de Mateo Alemán.
No me imagino al profesor Gómez Canseco a la sombra fresca de su ciruelo en el Señorío de Valmalo descansando después de trabajar como galeote forzado un buen número de años, con su Alemán a las espaldas; seguro que anda ocupado en algún otro liviano enredo de esos a los que acostumbra: «Al bien ocupado no hay virtud que le falte» (GA, I, II, VI, p. 205).
Enhorabuena, don Luis.