«y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor de que te calumnien por el mal ni te premien por el bien que dijeres de ella» (Quijote I, prólogo).
El pasado viernes 30 de noviembre, en la Universidad de Cádiz, el otrora doctorando Francisco Cuevas Cervera defendió su tesis doctoral Del Quijote de Ibarra (1780) al Quijote de Hartzenbusch (1863): El Cervantismo en el siglo XIX. Catálogo comentado y estudio, dirigida por el Dr. Alberto Romero Ferrer frente a un tribunal compuesto por los doctores José Montero Reguera, Emilio Martínez Mata, Marieta Cantos Casenave, Carlos Mata Induráin y Fernando Durán López. Los gigantes no resultaron tales, y el doctorando salió tan gallardo, tan contento, tan alborozado, que el gozo le reventaba por las cinchas del chaleco.
Esta tesis pretende una revisión entre estas dos señaladas fechas de la historia del Cervantismo de la interpretación de la figura biográfica y literaria de Miguel de Cervantes, replanteando las ideas sobre la concepción romántica de la novela que se construye en el XIX a través del estudio, obra a obra, de los vaivenes de la recepción. Entre una y otra fecha se ha catalogado todo lo que pudiera encajar dentro de la materia cervantina: ediciones de las obras de Miguel de Cervantes, preliminares a estas obras, traducciones, ensayos de crítica literaria, comentarios dispersos en otras publicaciones, reseñas, recreaciones, continuaciones, imitaciones, en las principales lenguas en que se difunde el conocimiento sobre el autor y su obra.
Del mucho teclear y el poco dormir —me temo—, el resultado: algo más de un millar de obras distribuidas por años que cuentan, de una manera atomizada y fragmentaria, la historia del Cervantismo, en que se dan cita Vicente de los Ríos, Juan Andrés, Lampillas, Juan Antonio Pellicer, Manuel José Quintana, Bouterwek, los hermanos Schlegel, Schelling, Fernández de Navarrete, Louis Viardot, Coleridge, Juan Eugenio Hartzenbusch, Nicolás Díaz de Benjumea, José María Asensio, Juan Valera, etc.
El fragmentarismo connatural a la redacción de un catálogo impone el interés constante en el estudio de cada una de las obras de establecer lazos de unión y líneas de evolución entre unas y otras porque, aunque el grueso del trabajo sea un ejercicio de catalogación, lo que realmente interesaba es conocer qué papel jugaban cada una de ellas en el engranaje de la historia de la recepción y cuáles se desecharon o cuáles fueron asumiéndose como piezas imprescindibles para hacer andar la máquina orgánica y con necesarias redefiniciones buscando cierta unidad que es el Cervantismo.
Confiemos en ver más pronto que tarde los resultados de este trabajo nuevamente revisado gracias a la paciencia y comentarios del tribunal y otros allegados y a la generosidad de futuros mecenas. Hasta entonces, los interesados en el tema pueden dirigirse directamente al autor (francisco.cuevas@uca.es). Se dice que es hombre de bien… (si es que ese título se puede dar al que es desempleado).
Muy bueno, Francisco… Nuestra enhorabuena por tan merecido título y por el magnífico resultado de un trabajo tan arduo. Ni gigantes descomunales hubieran podido contigo.
Fue un verdadero placer estar formando parte del Tribunal que juzgó esa tesis: un magnífico catálogo comentado del cervantismo entre 1780 y 1863; un trabajo que se va a convertir en una obra de referencia fundamental para los estudios cervantinos en cuanto esté al alcance de la comunidad de investigadores. ¡Enhorabuena, Paco!, ahora ya Dr. Cuevas Cervera…
Muchísimas gracias por los halagos… me abrumáis. Espero que pronto nos reencontremos en alguno de esos fantásticos encuentros que nos organizan por aquí y allí en torno a Cervantes y lo que no es Cervantes